Un cliente activo es aquel que mantiene una relación constante y participativa con una empresa o negocio, generando un flujo de interacción y transacciones que benefician ambas partes. Se caracteriza por su lealtad, compromiso y proactividad en la búsqueda de productos o servicios, convirtiéndose en un pilar fundamental para el crecimiento y éxito de una organización. Un cliente activo no solo adquiere productos o servicios, sino que también comparte su experiencia positiva con otros, convirtiéndose en un embajador de la marca. En resumen, un cliente activo es mucho más que un simple comprador, es un colaborador y promotor fiel de una empresa.