Un acuerdo formal entre dos o más partes en el que se establece la obligación de prestar atención y escuchar activamente a las necesidades, preocupaciones y opiniones de cada una de ellas. Este contrato promueve una comunicación efectiva y empática, fomentando la comprensión mutua y la resolución de conflictos de manera pacífica y colaborativa. En un mundo cada vez más ruidoso, el contrato de escucha se convierte en una herramienta esencial para construir relaciones sólidas y armoniosas.