El control frontal es la habilidad de mantener una actitud consciente y proactiva en la toma de decisiones y la gestión de situaciones, utilizando la razón y la lógica para dirigir nuestras acciones y emociones. Es un poderoso recurso que nos permite mantener el equilibrio y la calma en momentos de incertidumbre, y nos ayuda a alcanzar nuestros objetivos de manera efectiva. En pocas palabras, es la capacidad de ser el capitán de nuestro propio barco y navegar con destreza hacia nuestras metas.