La discriminación de precios es una estrategia de mercado en la que una empresa establece diferentes precios para un mismo producto o servicio, con el objetivo de maximizar sus ganancias y adaptarse a las diferentes capacidades económicas de los consumidores. Aunque puede ser vista como una práctica injusta, en realidad es una herramienta utilizada para aumentar la eficiencia en la asignación de recursos y fomentar la competencia en el mercado. Sin embargo, es importante distinguir entre la discriminación de precios legítima, basada en factores objetivos como costos de producción o ubicación geográfica, y la discriminación ilegal, que se basa en características personales como género, raza o edad. En resumen, la discriminación de precios es una estrategia compleja y dinámica que busca equilibrar los intereses de las empresas y los consumidores en un mercado cada vez más competitivo.