El sesgo de racionalización es una tendencia humana a justificar y defender nuestras acciones, decisiones o creencias, incluso cuando van en contra de la lógica o la evidencia. Se trata de un mecanismo de defensa que nos permite mantener una imagen positiva de nosotros mismos y proteger nuestra autoestima, aunque esto implique ignorar información contradictoria o distorsionarla para que se ajuste a nuestras ideas preconcebidas. Este sesgo puede impedirnos ver la realidad de manera objetiva y limitar nuestra capacidad de aprendizaje y crecimiento personal.